jueves, 17 de marzo de 2011

El 58% de los médicos admite haber sufrido agresiones de sus pacientes

Así lo revela una encuesta realizada por distintas entidades profesionales. Denuncian que el fenómeno ha llegado a un punto en ya hay guardias descubiertas: nadie quiere trabajar en ellas


Eran las dos de la madrugada. A la guardia del Hospital de Niños de La Plata ingresó, acompañada por dos guardiacárceles, una reclusa del Penal 33 llevando en los brazos a su beba de un mes. Ambas habían estado ya esa tarde en el hospital porque la nena tenía un cuadro del bronquiolitis del que no lograba recuperarse. Las atendió la doctora Patricia Savio, una profesional con quince años de experiencia en emergentología, y les dijo que debían internarla. Enojada por la decisión, la madre le respondió de mala manera. La médica le exigió entonces que le hablara bien. Sin mediar más palabras, la mujer dejó a su hija un lado, saltó sobre la camilla y la tomó de los pelos. Tuvieron que intervenir ambos guardicárceles para que no la moliera a golpes.

El episodio ocurrió hace apenas unos meses. Dada la situación de la agresora, uno podría pensar que fue un caso aislado, pero nada más lejos de eso. Hoy ocurre constantemente en todas las guardias de los hospitales de la Provincia, con todo tipo de pacientes y cada vez con mayor virulencia. Tanto es así que distintas entidades médicas salieron a denunciarlo el viernes mediante una solicitada que se publicó en este diario. En ella aseguran que el 58% de los médicos bonaerenses que trabajan en hospitales públicos y privados ha sufrido en los últimos meses alguna forma de agresión para parte de personas a las que intentan ayudar.

La mayoría de esas agresiones, que involucran casi siempre a familiares de pacientes, se registran en la guardias y las ambulancias, pero también en otros servicios de salud. Y si bien parecen concentrarse sobre todo en establecimientos públicos del conurbano bonaerense, las asociaciones médicas sostienen que la violencia contra profesionales de la salud viene creciendo en forma alarmante en todo el interior de la Provincia.

Al explicar los disparadores de las agresiones, los médicos mencionan las esperas prolongadas que deben enfrentar a veces los pacientes y la imposibilidad de ofrecerles respuestas acordes con sus expectativas, aún cuando éstas resulten muchas veces disparatadas. En cualquier caso, tanto las entidades profesionales como los gremios de la salud no dejan de reconocer que el fenómeno es parte de una violencia social observable también en otros ámbitos de nuestra sociedad.

El hecho es que episodios que hace poco más de una década resultaban excepcionales hoy se han vuelto moneda corriente, y frente a ellos los médicos aseguran sentirse en una situación de altísima vulnerabilidad. Por lo pronto, ya hay servicios de guardia en hospitales que se encuentran descubiertos: no hay quien quiera trabajar en ellos.

ABUSOS Y FALENCIAS

¿Cómo se explica esta escalada de violencia contra los médicos? La respuesta no es sin duda sencilla. En la Agremiación Médica Platense -una de las entidades que firman la solicitada- sostienen que tiene que ver con cierto deterioro social producto de la pobreza. "El contexto general de la población, sobre todo en el Gran Buenos Aires, ha cambió mucho en las últimas décadas. La gente es más agresiva, menos tolerante. Es evidente que el fenómeno tiene un trasfondo educativo y social", entiende el doctor Gonzalo Hernández, su presidente.

En el Colegio de Médicos de La Plata no descartan tampoco que la escalada de agresiones a los médicos tenga que ver con "un mayor consumo mayor de drogas, alcohol y psicofármacos, por la desproporcionado de las reacciones". "No resulta extraño que la mayoría de los episodios ocurran entre jueves y domingo, los días en que hay más actividad nocturna", dice el doctor Pablo Gatti, vocero de esa entidad, el explicar sus impresiones.

Sin desestimar "el clima de violencia creciente que vive nuestra sociedad en distintos ámbitos", Hugo Amor, el presidente de Cicop -la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia- sostiene que las agresiones a los médicos de guardia "están relacionadas también con la propia dinámica que tiene hoy nuestro sistema de salud pública: las áreas de emergencia viven un desborde que hace imposible dar respuesta a tiempo, lo que agrava la situación", dice.

Lo mismo menciona la doctora Patricia Savio al relatar la agresión sufrida por ella meses atrás. "El tema es que a veces tenemos que dar hasta 150 números por día y somos pocos médicos. Como los reemplazos se pagan poco, nadie quiere venir en estas condiciones. Entonces la gente se impacienta, no entiende que debemos darle prioridad a los casos de mayor urgencia y se la agarra con vos. Te tiran botella contra la puerta del consultorio para que los atiendas, te echan la culpa, y te amenazan constantemente", cuenta.

"Ya lo hemos planteado en el ministerio y pero los funcionarios subestiman el riesgo -comenta Hugo Amor-: tenemos médicos a los que han puesto una botella rota en el cuello. No se puede esperar a que se produzca una tragedia para tomar medidas; hay que adoptarlas ya mismo", dice.

UNA RELACION EN CRISIS

Entre las situaciones que mencionan distintos médicos al relatar agresiones sufridas, una en particular aparece en forma recurrente las historias: "hoy los pacientes te cuestionan todo; no aceptan tu criterio profesional y hasta te exigen respuestas médicas fuera de tu alcance, ya sea porque no están disponibles o porque se trata de verdaderos disparates desde el punto de vista médico", relata un profesional que pidió mantener su nombre en reserva ya que fue sumariado a consecuencia de uno de esos episodios.

Para Eduardo Martiarena, el vicepresidente de la Agremiación Médica, se trata de una realidad que ha venido deteriorando en forma notable la relación entre médicos y pacientes durante los últimos años. "El mayor acceso a la información ha llevado a que los pacientes tengan expectativas que no siempre se pueden cumplir. Esperan que los resultados de la atención sean tal cual los leyeron en internet y no entienden que la medicina no está exenta de riesgos, que la biología humana, pese a los avances tecnológicos, no siempre es previsible", dice.

Lo cierto es que el deterioro en la relación médico-paciente trasciende la influencia de internet. Porque si bien resulta innegable que la web metió su cola en el vínculo, mucho antes de que esta herramienta se popularizara la figura del "doctor" ya empezaba a perder la incuestionable autoridad que tenía entre las generaciones anteriores.

"Se nota efectivamente una desvalorización de las figuras tradicionales de autoridad. Sucede que la autoridad funciona dentro de un sistema de roles del cual uno tiene que sentirse parte como individuo. Y hoy hay mucha gente que no se siente parte de nuestra sociedad. Es por eso que muchos ven al médico, al docente o al agente de tránsito como figuras que ejercen un poder pero carecen de legitimidad. Y eso facilita la agresión física o verbal", explica el psicólogo Martin Zolkower, director de la especialización en Psicología y Salud Colectiva del Colegio de Psicólogos.

Pero "si se deterioró la relación médico paciente -entiende Martiarena- es porque también resulta cada vez más difícil practicar una medicina humanista. En lugar de dedicarle tiempo a los pacientes, tenemos que estar llenando formularios y planillas para dejar registro de cada cosas que hacemos, ya que eso es lo único que te va a defender en caso de una demanda por mala praxis. Tener que demostrar constantemente que sos inocente es también una forma de agresión que de alguna manera se vuelve contra la sociedad", dice.

VIOLENCIA SOCIAL

"Más allá de que la relación médico-paciente ya no es la misma de antes, no creo que los médicos estemos exentos de un fenómeno mayor: sufrimos algo que pasa en la sociedad y resulta innegable: hay una enorme violencia", sostiene el doctor Gonzalo Hernández desde la Agremiación Médica Platense.

"Se han roto códigos de convivencia y los hospitales no estamos al margen de los que sucede socialmente: antes un hospital, una escuela o una iglesia no eran violentados", coincide la doctora Liliana Echazú, directora del Rossi, donde hace apenas quince días el ataque de un paciente a un médico de guardia terminó en una denuncia penal por lesiones.

Pero "así como hay violencias evidentes, que se identifican con determinadas personas -asegura Zolkower- también hay una violencia sistémica. Y esta responde a la fragmentación social que vivimos. Nuestra sociedad impone hoy criterios de éxito basados en tener, pero a la vez no le ofrece a mucha gente los recursos necesarios para que lo consigan. En este sentido -dice- la violencia social es un síntoma claro de que algo no funciona bien. Algo no está funcionando en nuestra sociedad".


Fuente Quilmes Presente
Una nota para tener en cuenta.
Saludos Jorge Averbuj

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